Declaración de artista.

El cambio en los parámetros de estabilidad del entorno de la niñez, como la desaparición de un ser querido antes de los dos años, lleva a la deteriorización de la paz mental. Fue para muchos artistas, una lucha que intentan ganar a lo largo de su vida. No fue solo sinónimo de dolor y ruptura para Amanda Bouchenoire, sino también un camino de vida de identificación a un mundo semejante, que, con los años, intenta reconstruir.

Amanda empezó su recorrido artístico a través el escape a otros mundos y substancias: el agua, con gotas, reflejos, líneas reflectantes, pasando por el vidrio, y hasta en las miradas. Luego, enfoco su interés sobre las superficies dañadas, intentando repararlas y darles brillo con su pincel. Identifica que todo lo tiene uno en su mente y en sus manos, no es necesario viajar a kilómetros para descubrir, crecer y mejorar.

No cree que haya una sola versión del mundo, todo cambia según la luz, la perspectiva, la interpretación, el pasado de cada persona y muchos otros factores. Cree firmemente que las artes se mantienen como un fuerte catalizador de cómo percibe uno el mundo y además ofrecen posibilidades de cambio y apertura del pensamiento.

Sus exposiciones se apoyan sobre las superficies naturales pictorialistas. Marca en 2024, el fin de un ciclo de 20 años, luego de haber puesto todo su trabajo a la prueba del fuego, mezcla el resultado de su combustión, el carbón, y empieza uno nuevo, más cerca de la Tierra y de la paz interior.